Este nombre tan rimbombante se le da muy jocosamente a un plato sencillo y honesto que tiene una gran aceptación tanto para pequeños como grandes.
Las Patatas a la Importancia, tienen un origen castellano que se transfiere a toda la península convirtiéndose en uno de los platos tradicionales que puedes encontrar hasta en los restaurantes de lujo en España por su gran aceptación y porque es un gran acompañante de carnes y pescados.
En mi casa era de obligado recibo que mi madre las hiciera con bastante asiduidad porque nos encantaban a todos.
Hoy os comparto la receta de mi madre Guadalupe, que es la que más me ha gustado por encima de todos los intentos de sofisticación de otras más engalanadas. Ya verás qué fáciles y deliciosas te salen.
Ingredientes:
4 patatas grandes
1 cebolla
1 huevo batido para envolver las patatas
1 diente de ajo
1 cucharada sopera de harina
1 copa de vino blanco.
500 ml de caldo de pollo
100 ml de aceite de oliva para freír las patatas
4 hebras de azafrán o un sobrecito de azafrán molido
Perejil
Comensales:
4 a 6 personas
Tiempo:
30 minutos
Dificultad:
Media
Preparación:
Preparar pelando y cortando las patatas en lonchas como de un centímetro de grosor.
Pasarlas por harina y huevo batido con un poco de sal.
Freír las patatas con cuidado y dar vueltas sin que se deshagan, hasta un punto medio. No muy fritas porque luego deben cocer en la salsa hasta terminar de hacerse.
Ir haciendo un caldo de pollo con unos cubitos maggy o bien cociendo una pechuga, un puerro, una zanahoria y una hoja de laurel.
Medio litro de caldo.
En un mortero pondremos las hebras de azafrán con una cucharita de caldo de pollo o agua caliente y majaremos este preparado hasta sacar deshacer bien el azafrán y lo reservamos para cuando tengamos las patatas en la olla grande. Reservamos.
Ahora, con aceite limpio en la sartén grande o en una olla de base ancha, que es la que usaremos hasta el final, ponemos a pochar la cebolla cortada en juliana fina y el diente de ajo en lascas. Le añadimos sal al gusto, y cuando la cebolla y el ajo ya estén bien pochados, espolvoreamos la cucharada de harina y moveremos bien con la cuchara de madera para evitar grumos.
Incorporar ahora la mitad del caldo, y el vasito de vino blanco. Dejar cocer unos minutos hasta que reduzca y se empiece a espesar la salsa.
Introducir con cuidado las patatas que ya habías frito y reservado. Añadirles caldo hasta que estén cubiertas a la mitad. Añadir el azafrán. Dejarlas en fuego bajo hasta que se hagan.
Servirlas como acompañante de platos de pescado, carne o simplemente como plato de entrada.
Espolvorear un poquito de perejil muy picado.
Truquito:
Dejar cocer las patatas con el corazón un poco entero. No dejarlas demasiado cocidas porque espesarán e irán tomando el jugo de la salsa y ablandándose más. Si no se podrían romper al servirlas.
¡Están de muerte lenta… garantizada!!!